sábado, 25 de abril de 2009

Tonne / Philippe Petit Festival Störung 24/04/2009

En el último dia del festival, una repentina indisposición hizo que no pudiera disfrutar de Sèbastien Roux :(, y apenas pudiera ver los otros conciertos. Por eso mi comentario será muy breve en ésta ocasión.

Tonne, diseñador gráfico y músico al que conocía entre otras cosas por una colaboración que tengo entre él y otro músico inglés, Scanner, nos habló de sus Sound Toys. Se trata de una colección de software para crear música, no demasiado exigente, en el que se interactúa arrastrando o clickando en un entorno visual como si de un juego se tratara. Después, en tiempo real, fue realizando piezas con ese software. Muy interesante y realmente sonaba bien, pero evidentemente los resultados eran un poco limitados por la misma naturaleza del concierto y el software, pero ése era su encanto por otro lado. Era fascinante ver como de elementos simples podia sacar algo interesante. Su disco Sound toys (que ya es un poco viejo, del 2002) contiene el software, y los sonidos, a la vez que piezas de Scanner, Hakan Lidbo y Si-cut.db usando esos elementos. El atractivo visual de estos programas le ha hecho conseguir encargos de gente bastante famosa, por cierto.

Seguidamente tocó el turno a Philippe Petit, que debe ser lo peor que vi en todo el festival. Sus gestos exagerados de turntablist simplemente ocultaban una falta de coherencia tremenda en sus temas, falta de coherencia o de resultado que no tapaban ni sus colaboradores puntuales. Y poco más que comentar. Fue una lástima no poder ver a Roux, y por otro lado espero que éste festival pueda sobrevivir muchas más ediciones, porque puede ser el relleno de ese hueco en música electrónica en Barcelona que necesita ser llenado.

viernes, 24 de abril de 2009

Federico Monti / Ritornell / Kim Cascone festival Störung 23/04/2009

Segundo dia del festival Störung con unas actuaciones más que correctas. La única pega quizás el retraso en el comienzo de los concierto, que hizo que el último acabara más tarde de las doce, con el metro ya cerrado. Comenzar los conciertos a las nueve es demasiado tarde. Una observación que dejé en el tintero es sobre el lugar de realizacion de los conciertos, La Farinera del Clot, es un espacio muy bonito y adecuado para éste tipo de eventos. Esperemos que la gente apoye y vaya asistiendo a éste tipo de propuestas, ya que desgraciadamente el número de asistentes de ayer era mucho menor que el del dia anterior.

Federico Monti, ofreció un directo con laptop en la onda Raster-Noton, con desarrollos cíclicos trabajando las bajas frecuencias y la alternancia de ritmo y silencios. Nada que objetar, un buen trabajo.

Siguieron los austriacos Ritornell, un directo que disfruté mucho, no sólo por el sonido sino por el concepto detrás. Eran cuatro personas en el escenario, por lo que pone en la web del festival el duo Ritornell en sí, Richard Eigner y Roman Gerold, y acompañando en directo Gerhard Daurer y Martin Eidenberger. Ellos en la parte electrónica, éstos en la parte de percusión y visuales/máquina de escribir. Entre ellos se daba una comunicación excelente, imaginaos el percusionista con diferentes elementos y con un platillo mostrando un dominio de lo suyo excelente, y esos sonidos del arco rasgando el plato, por ejemplo, u otros elementos sonoros tratados muy ligeramente y de una manera deliciosa, no intrusiva. A ésto se suma el sonido de las teclas de una máquina de escribir de las de antes, o sea mecánica, que a la vez era el elemento visual ya que una cámara enfocaba el esqueleto de la misma (creo que se llama así a la parte que se veía). Éste elemento me pareció muy sugerente y poético, no sólo el sonido del tecleo me transportó a la experiencia que era escribir en una máquina de ese tipo (y supongo que el resto del público de mi generación o mayor pudo sentir lo mismo), sino que el puntual atasco de las teclas, la mano desatascándolas, el acompañar con una referencia la musicalidad del tecleo... fue para mí una experiencia madalenista en toda regla, casi podía sentir el dolor en los dedos ante la resistencia de las teclas. Fue bonito. El enfrentamiento entre un elemento tan analógico y ya arcaico pero a la vez familiar para bastante gente, y la última tecnología para crear música también accesible para bastante gente. En resumen, el concierto fue un caso de improvisación en el que la comunicación se da realmente, en que un elemento no pisa a los otros, en el que el resultado equilibrado está por encima del ego. Buscaré el disco.

Por último actuó Kim Cascone, y su concierto fue simplemente lo que se podía esperar por parte de los conocedores de su estilo. Su amplia experiencia en muchos palos se aprecia en su directo impecable. Cascone utiliza programas de síntesis algorítmica y materiales de sus grabaciones de campo, y el resultado no tiene la frialdad que se esperaría de un concierto de sus características, sino que es cálido y sugerente. A ver que tal hoy, tengo muchas ganas de Sébastien Roux.

Y una última nota, recordar que la semana que viene en Gijón se celebra el festival LEV con uno de los mejores carteles que he visto en años, al menos en lo que respecta a mi gusto personal: AGF (la mejor músico en su estilo), Alva Noto, Las maletas de Tulse Lupper de Peter Greenaway en su capítulo vj, Aphex Twin con Hecker, Isolée, etc. Que vale que a la mayoría les he visto más de dos y más de tres veces, pero sería una buena excusa para irse el puente a Gijón, ¿no? Se intentará ir aunque económicamente la cosa está justita.

jueves, 23 de abril de 2009

Shakespeare for Americans

Si os interesa el tema de la necesidad o no de conocer los clásicos, y más todavía si estáis a favor de que se conozcan y se estudien (y no sólo en la literatura), os habréis planteado quizás lo siguiente. Básicamente existen dos posturas en este tema, la postura que cree que esas obras se deben conocer en su versión original o la postura que da prioridad al hecho de que la gente corriente o no especialmente preparada las conozca, con lo que justifica adaptaciones, versiones resumidas, lo que sea preciso para que esa obra se difunda. Intentando no ser demasiado purista, creo que cosas como adaptar el Beowulf al inglés actual son imprescindibles, pero en cambio todavía podemos ser capaces de leer a Shakespeare en su idioma original sin tanto esfuerzo como aparenta. Y es que creo que a veces somos demasiado cómodos o vagos. Pero por otro lado las historias de Shakespeare tienen tana vigencia, son tan humanas y universales, que conocerlas en cualquier tipo de adaptación es mejor que nada.

Referente a este tema, Shakespeare, y sus adaptaciones, he encontrado hoy en esa biblia de conocimientos pop que es el blog Lady, that´s my Skull, información sobre un cómic que se publicó a principio de los ochenta en la revista Heavy Metal. Se llama Shakespeare for Americans y debe ser la adaptación más "low-brow" con la que me he encontrado nunca. Es una broma en sí misma, parodiando quizás la necesidad de un lenguaje rápido y masticado por parte de cierto público norteamericano, pero a la vez algunas de las páginas son muy buenas obras de cómic. Aquí está el link de, parece, toda la serie. La imagen que adjunto es la versión de un temprano Frank Miller de Julio César. Wow :)

Francisco López festival Störung 22/04/2009

Una vez más, Mr. Paco López demostró ser un gran profesional, saber bien lo que hace, y tener gran experiencia en lo suyo. Que en este tipo de música trabajos de inmersión auditiva multicanal, hay gente que he visto que me gusta más, es un hecho. Pero por lo que sea Francisco López es de los pocos músicos españoles que ha conseguido tener fama fuera de nuestro país, y hasta me atrevería a decir que el único en su disciplina. Y hay que admitir su calidad y su prolificidad (¿existe tal palabra? XD).

El concierto comenzó con un aviso del artista en cuanto a lo que el público puede esperar y la recomendación de usar las vendas provistas para taparse los ojos y no tener ningún tipo de distracción visual, ya que la vista es nuestro sentido predominante normalmente. También dijo que podía suceder que alguien se sintiera mal, pero que no nos preocupáramos porque él "sabe lo que hace". Los asientos están dispuestos de manera circular aunque en esta ocasión el artista no se encontraba en el centro. El uso de la venda es recomendable para aislarse del todo, pero cerrar los ojos es suficiente o incluso diría que estando la sala a oscuras, los estímulos visuales son mínimos como para representar un factor real de desconcentración.
La manera en que López hace crecer el sonido, juega con el equipo cuadrofónico y con momentos apenas audibles y otros muy intensos, para crear una experiencia auditiva en la que si uno es capaz de sumergirse, la recompensa es un viaje muy gratificante, es propia de maestro. Y yo me sentí muy, muy bien, fui capaz de "limpiar" mi mente y centrarme únicamente en los sonidos que iban llegando: no siempre tiene uno el estado mental para poder hacer eso, hay que reconocerlo. El uso de material sonoro obtenido mediante grabaciones de campo hace que el público sienta a veces cierto reconocimiento de lo escuchado, reconocimiento que desaparece ante la inevitable abstracción de la fuente. Eso sí, si en cierto momento estaba encantada y hubiera dado al concierto un 9, creo que se alargó más de la cuenta. Hubo un momento en que ponerle punto y final habría sido muy adecuado, pero se alargó como otros veinte minutos en los que no sólo yo, sino que gran parte del resto del público, empezaba a removerse inquieto en sus asientos. ¿Quizás porque ya había llegado el tope en el que un cuerpo humano normal o, digamos, no acostumbrado a cierta disciplina, puede aguantar sometido?

Esta vez, creo que porque el sonido no era tan potente, no sentí nada negativo. Pero yo experimenté en un concierto suyo en La Casa Encendida de Madrid un malestar a nivel bajovientre bastante cercano a la naúsea. Y salí del concierto muy mareada y esa sensación tardó una hora aproximadamente en desaparecer. Cuando se lo comenté a la finalización de este concierto de ayer, me encontré con comentarios bastante jocosos sobre el tema. Yo pensé que al artista le interesaría conocer la reacción del público ante su música, y lo dije solamente con esa intención. Es que me parece significativo y me provoca curiosidad si le ha podido pasar a más gente, que tipo de frecuencias pueden llegar a hacer sentir a alguien así, etc. He estado en conciertos con fama de perturbadores como Whitehouse o Merzbow y nunca antes ni después me ha ocurrido algo así.

Para finalizar, la gente que esté o pase por Madrid puede visitar ésta instalación de Francisco López, Cámara de Inmersión Sónica, en el Matadero de Madrid.
También visité la instalación Hyphema (Jerome Faria y Victor Martins, foto abajo) , pero aunque no me parece mala, tanto sonido como imagen me recuerda a decenas de cosas que he visto antes. Nada nuevo y por lo tanto poco estimulante. Los asistentes al festival pueden encontrar ahí un espacio, al menos, para relajarse entre concierto y concierto :). Hoy le toca actuar a Kim Cascone, viejo conocido y educadísimo caballero del que la reseña en la página del festival dice "Kim Cascone se dio a conocer mundialmente en los 80 trabajando como asistente de edición musical en la series Twin Peaks y Wild Heart de David Lynch.". A ver, un poco de cuidado al traducir o crear este tipo de textos. Que Wild at Heart (que no Wild Heart) no es una serie. Además de que sé por él mismo que Mr. Cascone está HARTO de que se comente o se de importancia a esa etapa de su trabajo, cuando su trabajo más significativo ha sido posterior.

miércoles, 22 de abril de 2009

Festival Störung 4.0

Desde hoy dia 22 hasta el Viernes 24 de Abril se celebra en Barcelona en festival Störung. Hace poco relativamente estaba comentando la cantidad de conciertos que había en Barcelona, pero ahora que la emoción ha pasado tengo que reconocer, en primer lugar, que esa semana fue especialmente activa pero no representativa de lo que pasa normalmente. En segundo lugar, como me ha confirmado bastante gente, parece que existe aquí un hueco por llenar que está entre el circuito gràcia/improvisadores/vieja escuela i el techno más o menos de calidad pero en conciertos nocturnos y dirigidos a un tipo determinado de público. Entre eso, faltan y echo de menos propuestas en la onda más, digamos, electrónica de nuevas tendencias, electrónica de vanguardia, minimalismo en la onda de 12k y similares (que no "techno minimal", que siempre hay que aclarar que no es lo mismo). Se dice que esto sucede debido entre otras cosas a la ausencia de locales e imagino que a la falta de interés de un público muy pequeño que se siente quizás bien servido por el Sonar o por los festivales puntuales que pueda haber en el resto de España. Este tipo de festivales, se venden, a veces con criterio y a veces de manera un poco oportunista, como "festival de música de vanguardia" "de música y tecnología" "de nuevas tendencias" y varias etiquetas similares que a veces ocultan un verdadero desconocimiento de lo que se ofrece. O sea, hay gente que conoce y le gusta lo que programa, y otra gente que oye cuatro grupos que se comentan por ahí y se sube al carro de la "experimentación". De este festival Störung desconozco de momento todo, a ver que tal.
Calidad si parece que hay en el cartel, a ver si la sala es adecuada para esos sonidos. Pues nada, pasaremos por ahí todos los días e intentaremos hacer un comentario de como han sido los conciertos. De momento contenta con la idea de ver otra vez cosas de "lo mío", aunque en este caso no toca ninguno de mis favoritos. Pero Sébastien Roux y Kim Cascone son especialmente interesantes, los recomiendo.


lunes, 20 de abril de 2009

Fallece J. G. Ballard

Ha muerto el escritor J.G. Ballard. Fue ayer domingo, a los 78 años. Siendo mi escritor favorito, y así de claro lo tengo, la noticia me ha entristecido mucho. Mi predilección ha ido variando en intensidad pero es justo reconocerla. Era sabido que estaba enfermo, sí, pero aún así ha sido un golpe. No tengo palabras para describir lo que la lectura de sus obras representó para mí como influencia en mi primera adolescencia y juventud. Éste artículo aparecido en El País de ayer da una idea de su importancia y un resumen de su vida:

El soñador de catástrofes se ha adentrado en el más ignoto de los territorios devastados: el escritor británico James Graham Ballard, uno de los grandes visionarios del siglo XX, considerado el último de los surrealistas y maestro de la ciencia-ficción más literaria, ha fallecido este domingo, a los 78 años, a consecuencia del cáncer de próstata que sufría. El autor había revelado su enfermedad, y que no esperaba curación, en su autobiografía Milagros de vida (Mondadori), aparecida el año pasado. Ballard era viudo desde que su esposa, Mary Ballard, falleció trágicamente en 1963 en Alicante durante unas vacaciones en familia. El escritor sacó adelante a sus tres hijos en su casa de Shepperton, en los suburbios de Londres, y desde hace cuarenta años mantenía una relación de pareja con Claire Walsh, que lo ha acompañado hasta la muerte.

Ballard, nacido en 1930 en Shanghai, donde sus padres eran miembros de la colonia británica, tuvo una infancia exótica y aventurera en China al vivir la invasión japonesa y verse recluido con su familia en el campo de concentración de Lunghua. Esa experiencia dramática la narró en su novela más conocida, la autobiográfica El imperio del sol (Minotauro) que Spielberg convirtió en película. Ballard regresó a Reino Unido de adolescente y nunca pudo adaptarse al mundo gris y cerrado de la sociedad británica de posguerra. Estudió Medicina, y la anatomía, la patología y la disección forman parte integrante de su literatura, a veces de una perturbadora fisicidad y sexualidad. También se enroló en la fuerza aérea (RAF) donde realizó el curso de piloto, y el imaginario de los aviones y el vuelo -especialmente lo relacionado con la caída de los fulgurantes aparatos- aparece en sus textos.

Las imágenes, sueños y experiencias traumáticas de la China devastada por la guerra le acompañaron toda la vida y formaron en buena medida su mundo creativo, caracterizado por una conexión tremendamente fructífera con el inconsciente que se expresaba en una capacidad asombrosa para el simbolismo y las metáforas.

Los edificios deshabitados, los night-clubs y hoteles abandonados, las piscinas vacías, los desiertos... son algunos de los no-lugares oníricos que pueblan los sensacionales cuentos y novelas de Ballard, cuya lectura provoca una sensación escalofriante, a la vez de extrañeza y reconocimiento. En una ocasión, entrevistado por quien firma estas líneas, el escritor, que tras la muerte de su mujer pasó una época abismal de alcohol, desesperación y promiscuidad, afirmó que no necesitaba drogas para imaginar sus mundos, algunos de los cuales tienen una luminosidad lisérgica: "No hay droga como la mente". Algunos críticos vieron en su escritura un elemento enfermizo, malsano y perverso. Sus muchos admiradores, en cambio, destacan su capacidad de avizorar el futuro y de escrutar en las profundidades de nuestras almas, sondeando los elementos más tenebrosos, pero también los más conmovedores y extraordinarios.

Admirador de los pintores surrealistas, de Magritte, de Dalí, de De Chirico, de Delvaux sobre todo, de los que su universo imaginario es muy deudor, e interesado en el psicoanálisis, Ballard estuvo muy próximo al mundo artístico y se vinculó a los movimientos vanguardistas de los sesenta, sobre todo el pop-art. En una ocasión, incluso organizó una exposición de automóviles destrozados en accidentes, un tema que le obsesionaba y que sublimó en su novela Crash (1973), llevada al cine por David Cronenberg. De su época más experimental, en la que no dudó en acercarse a la pornografía y rodear su escritura de elementos morbosos y alucinatorios, son libros inclasificables como La exhibición de atrocidades (1966).

Gran contador de historias fantásticas, acuñador del término "espacio interior" (como contraposición al de las galaxias) en la ciencia-ficción, varias de sus obras más conocidas giran en torno a catástrofes que amenazan la Tierra y conducen a los personajes a una regresión psicológica, a un apocalipsis interno que no deja de tener un elemento de regeneración. Novelas como El mundo sumergido, La sequía o El mundo de cristal imaginan la civilización abocada a su fin respectivamente por inundaciones, falta de agua o un extraño fenómeno que cristaliza la naturaleza. El año pasado, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) le dedicó una magnífica exposición que revisaba pormenorizadamente todos los aspectos de su obra y que él ya no pudo inaugurar como era su deseo. Ballard era consciente de que se moría y sus últimos tiempos los ha pasado colaborando con su médico en una suerte de experimento literario en torno a su enfermedad, del que no se sabe si sus frutos verán la luz pública.

JACINTO ANTÓN 19/04/2009

jueves, 16 de abril de 2009

La Fuente

El haber vuelto a vivir en mi ciudad natal es en parte motivo de alegría y en otras ocasiones veo que no todo es tan estupendo. En la parte positiva, recuperación de antiguas amistades, y el saber que al fin y al cabo es mi ciudad favorita de España, entre otras cosas. En la parte negativa, ver que está en algunos aspectos peor que cuando la dejé: hay exceso de suciedad, de turismo cutre y una progresiva despersonalización que no sé muy bien en que acabará. Bueno, más o menos lo sé, pero prefiero no pensarlo.
Pero aún así, en Barcelona me llevo sorpresas de vez en cuando que me hacen ilusión, y recuperan en una pequeña parte mi orgullo barcelonés. Por ejemplo, el ir por la calle y que aparezca un desfile de "gegants", es algo que en un momento dado puede hacer gracia a alguien que ha estado viviendo en la tierra de las clones de Isabel Tocino. Y me refiero a Madrid, donde la idea de festividad o espectáculo popular o castizo va demasiado a menudo ligado a lo peor, en todos los sentidos.

Y otra de las alegrías nostálgicas que he tenido hace poco es comprobar que uno de mis colmados favoritos de toda la vida, la mantequería LaFuente, sigue activa y funcionando en su sede de la calle Ferran, con su precioso escaparate repleto de conservas y botellas cuidadosamente expuestas y con sus carteles escritos a mano. Los carteles han cambiado ligeramente, pero siguen teniendo sus cositas interesantes y sus ofertas. Sigue manteniendo el mismo encanto de antes. Recomendable por su sección de licores, conservas y embutidos que ofrece algo más allá de lo habitual. Recuerdo que gracias a esa tienda hace más de quince años descubrí las galletas shortbread Walkers (que siguen siendo mis galletas de mantequilla preferidas) y los fideos ramen instantáneos, la primera comida iofilizada que comí en mi vida (marca Kung-fu, sabor gamba). Por cierto, pensar en esos carteles me hace recordar que en todas las tiendas del mismo estilo tenían un estilo y tipografía idénticos. Es como el tema de las pinturas de los bares (algo que tampoco se ve ya mucho), en el que la similitud entre las pinturas del pulpo, del bocata de tortilla o del chorizo de cantimpalo de uno u otro local, me hacía imaginarme un señor especializado totalmente en eso, recorriendo los bares españoles y decorándolos con esas simpáticas pinturas.

martes, 14 de abril de 2009

Let the right one in

No voy a decir lo típico, que Let the right one in (que se estrena inminentemente en España con el título Déjame entrar) es una peli de vampiros que subvierte los tópicos del cine de vampiros. Es mucho más que eso, porque dejando aparte el tema que trata, o género, o llamemóslo como sea, es una excelente película. Muy, muy recomendable. Para comenzar, no lo da todo masticado. A diferencia de otras sobre el tema, no da explicaciones innecesarias, ciertos misterios se van desvelando poco a poco o se quedan en una incógnita a la que el espectador puede dar la explicación personal que desee. Cierto que parte de eso se debe a que el elemento vampírico es tal como conocemos. No hay grandes escenas de acción ni pirotecnias pero eso sólo hace que las escenas más "de género" sean todavía más perturbadoras. El contexto frío de una casi constantemente nevada Suecia, sus bellas imágenes, el uso inteligente (frente al uso desmesurado hollywodiense) de sonido y música, la hacen muy atractiva, además. Pero a la vez no es un ejercicio tan snob como otras películas anteriores que intentaron subvertir el tema vampiros: y se me ocurren que yo haya visto The Addiction de Abel Ferrara o Nadia de Almereyda. Y ahora un poco de semi-spoiler:
Intentando desvelar lo mínimo posible de la trama, para empezar los protas son niños. La elección de actores me parece estupenda, el chaval está muy bien en su papel de pequeño nórdico retorcido y con problemas. Pero la chica es algo increíble. Es cierto que hay efectos especiales en algunos momentos y que parte del hechizo no es gracias a su interpretación, pero es atractiva, extraña, ambigua... y cambiante, en ciertos momentos parece llena de luz, y otras lo contrario. La relación entre ambos personajes, con sus fricciones y su evolución, es creíble y bella. En la amistad y amor que surge entre estas personas, ambas en su respectivo aislamiento, es una relación de supervivencia e incluso de utilización, pero también de lealtad. Y eso me lleva a lo que creo que es el tema más relevante en la historia: la defensa de una moralidad diferente a la imperante, ya que la sociedad que se presenta tiene unos aspectos más que oscuros, y de algún modo se defiende ese escape de lo normal para sumergirse en un código de valores alternativo y que se presenta como válido dadas las circunstancias.


martes, 7 de abril de 2009

Fennesz Unit Tokyo 22/03/2009

Aprovechando que estaba por esas tierras, me apunté al concierto de Fennesz en el club Unit en Tokyo. Unos dias antes habia ido con un grupo de españoles afincados en Tokyo (más un par de japoneses que hablaban perfecto castellano!) a una especie de clase intensiva de diversión a la japonesa, incluyendo visita a una izakaya (taberna japonesa), al club j-pop y a un karaoke (uno de los sueños de mi vida, cumplidos!). Eso y este concierto es la única actividad nocturna que tuve, demasiado cansada con el ajetreo turístico durante el dia.
Y decidí ir a este concierto más que nada por hacer algo de mi rollo, ya que yo tenía la sospecha de que por algún motivo Fennesz no me gustaba mucho en directo. Pero era también la excusa para ver a Shalma, al que había conocido unos años antes en Madrid, con motivo de un concierto que él junto con otros miembros del excelente netlabel -n llevaron a cabo en Radar. Él y un par de amigos suyos fueron unos excelentes y amabilísimos anfitriones que dieron la visión mas cool de Tokyo que podía esperar.
Como me temía, el concierto de Fennesz fue aburrido a más no poder. Aburría a las piedras. Era algo lánguido, soso... no sé. Recordé entonces que ya le había visto antes y le había catalogado en mi cabeza como "artista para escuchar en casa pero no para ver en vivo". Una guitarra sonaba encima de unas bases que no me decían mucho. Lo que sí merece la pena comentar es al japonés que actuó antes, del que no sé el nombre, lo tengo que averiguar, pero que tenía un estilo muy energético y rítmico, muy raster-noton, y que me pareció muy interesante. Al menos ahí se sintió una respuesta.
En cuanto al club, es muy, muy recomendable. El sonido era excelente. La programación es interesante. Y me encontré con tres sorpresas muy agradables al ir a un concierto en Japón por primera vez (no sé si será así en todos los locales). Una, que el concierto comenzaba temprano por la tarde. Nada que ver con esa locura de horarios que tienen los clubs que programan conciertos electrónicos en España, cuando sabes que un concierto es a partir de las tantas de la noche, y que te vas a morir de asco hasta que empiece si sólo ver eso es lo que te interesa. La segunda sorpresa, es que en el local no se podía fumar, excepto por una zona acotada. Ahí me emocioné, por fin ver un concierto sin tener al dia siguiente la garganta destrozada por el humo. Y la tercera y última, es que los chavales que estaban a la entrada se despedían de cada persona que salía al acabar con un "gracias por haber venido" y otras frases de cortesía que yo, aunque había visto repetidas en restaurantes, transportes, etc, no esperaba en un ambiente informal como ese. La foto es de latekommer.

nota: el tipo que tocó antes de Fennesz es Keiichiro Shibuya, d.v.d. Que me lo dijeron como dos veces pero no lo recordaba. A ver si pronto averiguo más de él porque no le conocía.

lunes, 6 de abril de 2009

Watchmen, superhéroes chungos / La montaña mágica, inocencia perdida

Hoy va de cómics.

Por fin Watchmen, inevitable por lo que parece para cualquier interesado en el cómic, y que a mi no me había llamado la atención ni por temática ni por dibujo, por parecerme muy "americano". Sí, aun siendo Dave Gibbbons, el dibujante, británico, yo a ese tipo de dibujo le llamo americano. Prejuicios que tiene uno. Sólo había hecho excepciones con cómics como Promethea o The League of the Extraordinary Gentlemen, y realmente creo que en éste y otros casos se debe superar la manía que podamos tener a un aspecto gráfico que no nos atrae porque muchas veces su calidad, que en principio nos puede pasar por alto ya que no es "nuestro estilo", se aprecia con la lectura. Y nos puede dar una agradable sorpresa. Mi estilo favorito es el de artistas como Clowes, Burns, o Ware, o de aquellos que cuentan historias más personales e íntimas. Y esto es muy diferente.

Pero al grano: me he lanzado a leer Watchmen al comentarse por ahí que es mucho mejor que la película. En principio me ha parecido un cómic sobrevalorado, pero muy importante e interesante. Importante por el trato del tema superhéroes, muchos de ellos de moralidad dudosa e incluso más allá del concepto de moralidad. La historia les pone en otro contexto diferente de el de el cómic de super héroe clásico, en el que su autoconciencia, sus defectos, su decadencia y su vida como productos de marketing se nos muestra. Son aventureros enmascarados, a los que vemos luchando contra ellos mismos o en sus peores momentos, más que en situaciones de persecución a villanos. La historia es compleja y bastante rica, el cómic está lleno de simbolismo y presenta una visión del mundo muy nihilista. La sensación es que al final no hay esperanza. Y si la hay, y de ahí parten mis objeciones a la historia, esa esperanza está depositada en estos vigilantes, ya que por muy amorales que puedan ser sus actos a veces, por lo que parece están justificados ya que se trata de evitar males mayores. Esas personas son una especie de elegidos que están capacitados para juzgar y condenar. Y ahí, aunque sea esta misma objeción el tema central del cómic, he visto un tono un poco fascista, que esperaba que se suavizara o se resolviera y nunca lo hace. Se puede decir que realmente el autor no se posiciona, que presenta esta realidad tan oscura simplemente, esa violencia y sus soluciones. Pero yo creo que se hacen afirmaciones insistentes que sí tienen algo que ver con la manera de pensar del guionista (Alan Moore). Y quizás me equivoco, pero cuando lees varias veces comentarios negativos contra cualquier tipo de tribu urbana, o gente contracorriente, y las mujeres salen representadas en su mayoría como insatisfechas sexuales repelentes, pues empiezas a ver que hay algo que no... Todo el rato hablando de cierta gente que puebla las ciudades como basura, y al final esa visión sigue ahí, es todo debido a nuestra decadencia y la violencia que nos rodea. Pero que me perdone el Sr. Moore pero en los ochenta no todo el mundo que llevaba tatuajes o piercings era basura delincuente. ¿Quizás es que el único mensaje es la sinrazón de todo? ¿Por eso era necesario que algunos de los vigilantes fueran detestables o amorales, porque el sentido no es llegar a una conclusion positiva sobre nadie? No lo sé. De todos modos, aún admitiendo que el retrato de personajes es bueno, no es excelente, veo que falta profundizar más en ellos. Sólo da una visión superficial, no estamos ante un Shakespeare. Entiendo el respeto que se tiene a esta obra pero me parece excesivo. Parece que cuando un comic, perdón, una novela gráfica comercial, tiene un guión decente, como el caso presente o por ejemplo Maus, ya está a la altura del Ulises de Joyce, y no lo creo así. Se nos olvida que un cómic tiene muchas dimensiones y se debe valorar por muchas más cosas que por una buena historia.

Pero lo que me ha gustado más de Watchmen es la referencia a la música electrónica. Que por lo que parece es digna de superhéroes y gente muy inteligente (jeje). Ozymandias, el héroe más listo de todos, es entrevistado ficticiamente al final del capítulo 11 y comenta que le gusta la música electrónica, nombrando a Cage, Stockhausen, Pierre Henry... Viva Ozymandias! Es Dios realmente! :) Y con eso casi se me ganan del todo. Aquí una viñeta del susodicho con sus muñecos articulados: profundo.


La Montaña Mágica de Jiro Taniguchi, el segundo cómic que queria comentar, nos devuelve al maestro Taniguchi a la europea y a todo color. Eso está genial. Taniguchi es muy bueno, el cómic es recomendable, pero especialmente para niños. Porque la historia se vende como imbuida de esa pureza sentimental y corazón de las peliculas de Miyazaki y no es para nada así. La historia es bonita pero no tiene esas aristas ni esas facetas que hacen de obras como Mi vecino Totoro algo muy especial. Yo diría que la montaña mágica es simplemente una historia infantil. No tiene nada que ver con obras del mismo autor excelentes como Barrio Lejano o El Almanaque de mi padre, que sí me parecen más sinceras y emotivas. Es como si hubiera querido Taniguchi hacer un experimento de formato y color, pero que la historia no fuera tan importante. Pues eso, que no está a la altura de otras de sus obras. Y hablando de Ponent Mon. ¿Como se les ocurre poner los precios que ponen? Es que La Montaña Mágica, con tapa dura y a color, cuesta lo mismo que, por ejemplo, El amor duele, de Nananan Kiriko (la autora del excelente Blue), en blanco y negro y que han editado con papel malucho... Quince euros... excesivo en todo caso para un comic.

domingo, 5 de abril de 2009

Regreso

Vuelvo de mi viaje a Japón entusiasmada por un país tan hermoso, en el que nada me ha decepcionado sino que más bien se han superado mis expectativas, un ideal para las personas gruñonas y maniáticas como yo en cuanto a temas de eficiencia, limpieza, etc. Y más importante, en el que se respeta al otro, lo que me parece la base para cualquier tipo de convivencia.
Confirmo mi racismo romántico: los japoneses son mejores que nosotros, al menos en ciertas áreas que para mi son importantes. Y son más guapos y huelen mejor.

Se critica la falta de libertad o individualismo. ¿Nosotros tenemos libertad? Creo que no somos mucho más libres y nuestra libertad es sólo aparente, y sólo se canaliza en poder vandalizar las calles (así jodiendo al vecino en vez de al sistema) o en poder elegir una marca sobre otra como consumidores. Evidentemente sé que hay una cosas negativas, pero no es mi intención negar lo malo, sino que sólo expreso mi imposibilidad de entender porque las cosas aquí no pueden ser un poco como allí.

Esperaba quizás gente más fría, pero me he encontrado con completos extraños ayudándome a encontrar direcciones (incluso llamando por teléfono y acompañándome allí!) o dirigiéndose a mi como viajera preguntándome todo tipo de cosas, quizás para practicar inglés, y en algún caso hasta español. He encontrado un país con unas ciudades que ofrecen todo tipo de servicios y comodidades. Añoro las tiendas abiertas 24 horas y los horarios de comida. Añoro poder pasear tranquilamente con total seguridad por la calle. Añoro la belleza que encuentro incluso en esas callejuelas caóticas y estrechas típicas, donde se amontonan las bicis y los cables eléctricos se acumulan.

El silencio. Hay más tranquilidad en el masivo cruce de Shibuya que en el de la Gran Vía de Madrid. En el tren se puede sestear y en el metro se puede ir tranquilo, libre de los moviles de la gente y de esa agresión sonora que representa tener que oir la música de los demás. No sabemos lo puteados que estamos o quizás no tenemos la sensibilidad que tienen ellos. No lo sé. Pero volver es un bajón tremendo. Cierto es que he ido en un contexto de vacaciones, y han sido pocos días, apenas suficiente para tener una impresión superficial, y para conocer un país es necesario vivir y trabajar en él. Pero ha sido como si todas las cosas que me molestaban de aquí, todo ese elemento cultural con el que no me siento identificada, se resolviera, y todas esas cosas feas, esas pequeñas frustraciones diarias, desaparecieran. Para terminar, dos pequeñas impresiones, una en la isla de Miyajima, y otra, el museo del manga de Kyoto.