En el último dia del festival, una repentina indisposición hizo que no pudiera disfrutar de Sèbastien Roux :(, y apenas pudiera ver los otros conciertos. Por eso mi comentario será muy breve en ésta ocasión.
Tonne, diseñador gráfico y músico al que conocía entre otras cosas por una colaboración que tengo entre él y otro músico inglés, Scanner, nos habló de sus Sound Toys. Se trata de una colección de software para crear música, no demasiado exigente, en el que se interactúa arrastrando o clickando en un entorno visual como si de un juego se tratara. Después, en tiempo real, fue realizando piezas con ese software. Muy interesante y realmente sonaba bien, pero evidentemente los resultados eran un poco limitados por la misma naturaleza del concierto y el software, pero ése era su encanto por otro lado. Era fascinante ver como de elementos simples podia sacar algo interesante. Su disco Sound toys (que ya es un poco viejo, del 2002) contiene el software, y los sonidos, a la vez que piezas de Scanner, Hakan Lidbo y Si-cut.db usando esos elementos. El atractivo visual de estos programas le ha hecho conseguir encargos de gente bastante famosa, por cierto.
Seguidamente tocó el turno a Philippe Petit, que debe ser lo peor que vi en todo el festival. Sus gestos exagerados de turntablist simplemente ocultaban una falta de coherencia tremenda en sus temas, falta de coherencia o de resultado que no tapaban ni sus colaboradores puntuales. Y poco más que comentar. Fue una lástima no poder ver a Roux, y por otro lado espero que éste festival pueda sobrevivir muchas más ediciones, porque puede ser el relleno de ese hueco en música electrónica en Barcelona que necesita ser llenado.
Tonne, diseñador gráfico y músico al que conocía entre otras cosas por una colaboración que tengo entre él y otro músico inglés, Scanner, nos habló de sus Sound Toys. Se trata de una colección de software para crear música, no demasiado exigente, en el que se interactúa arrastrando o clickando en un entorno visual como si de un juego se tratara. Después, en tiempo real, fue realizando piezas con ese software. Muy interesante y realmente sonaba bien, pero evidentemente los resultados eran un poco limitados por la misma naturaleza del concierto y el software, pero ése era su encanto por otro lado. Era fascinante ver como de elementos simples podia sacar algo interesante. Su disco Sound toys (que ya es un poco viejo, del 2002) contiene el software, y los sonidos, a la vez que piezas de Scanner, Hakan Lidbo y Si-cut.db usando esos elementos. El atractivo visual de estos programas le ha hecho conseguir encargos de gente bastante famosa, por cierto.
Seguidamente tocó el turno a Philippe Petit, que debe ser lo peor que vi en todo el festival. Sus gestos exagerados de turntablist simplemente ocultaban una falta de coherencia tremenda en sus temas, falta de coherencia o de resultado que no tapaban ni sus colaboradores puntuales. Y poco más que comentar. Fue una lástima no poder ver a Roux, y por otro lado espero que éste festival pueda sobrevivir muchas más ediciones, porque puede ser el relleno de ese hueco en música electrónica en Barcelona que necesita ser llenado.
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