Uno de los más admirables músicos de la escena electrónica más vanguardista, Ryoji Ikeda, estuvo ayer ofreciendo su espéctáculo Datamatics version 2.0 dentro del festival Grec 2009. Casi no me entero (gracias J.B.), pero es que nunca se me habría ocurrido mirar la programación. El lugar del evento era muy especial, el Teatre Grec, teatro al aire libre cuya forma procura una acústica inmejorable, además de tener el aliciente de poder ver un concierto de éstas características entre árboles y bajo las estrellas. Todo ello, y el hecho de que fuera un espectáculo impecable, convirtió la experiencia en algo tan positivo, que puedo decir sin miedo que ha sido uno de los mejores conciertos que he visto. Pero ya tenía muy buen recuerdo de las veces en que había visto a Ikeda antes, tanto en solitario como con su proyecto con Carsten Nicolai, Cyclo (maravillosa colaboración, por cierto). Mis miedos a que el público (que aparentemente, estaba allí de rebote, no sabía a lo que había ido, y eran catalanes de lo más pijo) me estropeara el concierto con quejas o una huida masiva fueron injustificados. Se comportaron magníficamente, con total compostura y respeto con excepción de algún comentario tipo "pero si esto es un ordenador puesto y ya está" o algún gesto de taparse las orejas.
En cuanto al concierto-espectáculo en sí. Hay que avisar que no se contó con la presencia física, al menos en escena, del artista. Lo importante era el sonido y las imágenes. Como ya ocurría en la versión anterior de éste concierto (datamatics ver 2006), se da una presentación hecha con muchas maestría de conceptos de tiempo y espacio. Ésta vez la abstracción es incluso mayor. Los sonidos se unen a las imágenes, que representan de algún modo la sustancia invisible de los datos que nos rodean. Con unos gráficos minimalistas, computerizados, en blanco y negro sólo con algún toque de color ocasional, aparecen elementos visuales obtenidos de fuentes como patrones derivados de errores de disco duro o procesos matemáticos. Se juega con las dimensiones para producir diferentes efectos. En ocasiones el resultado para mí fue realmente hipnótico, atractivo, genial. El sonido como es característico de su estilo: microscópico, jugando con frecuencias, y ofreciendo un resultado impactante con el mínimo uso de elementos. Para quien se quiera hacer una idea del sonido de este músico, puede ver su myspace. Yo tengo un par de sus cds pero no he comprado sus últimos trabajos. Ahora tengo una buena excusa para ello, y es el entusiasmo y asombro que me produce éste hombre cada vez que asisto a uno de sus conciertos.
En cuanto al concierto-espectáculo en sí. Hay que avisar que no se contó con la presencia física, al menos en escena, del artista. Lo importante era el sonido y las imágenes. Como ya ocurría en la versión anterior de éste concierto (datamatics ver 2006), se da una presentación hecha con muchas maestría de conceptos de tiempo y espacio. Ésta vez la abstracción es incluso mayor. Los sonidos se unen a las imágenes, que representan de algún modo la sustancia invisible de los datos que nos rodean. Con unos gráficos minimalistas, computerizados, en blanco y negro sólo con algún toque de color ocasional, aparecen elementos visuales obtenidos de fuentes como patrones derivados de errores de disco duro o procesos matemáticos. Se juega con las dimensiones para producir diferentes efectos. En ocasiones el resultado para mí fue realmente hipnótico, atractivo, genial. El sonido como es característico de su estilo: microscópico, jugando con frecuencias, y ofreciendo un resultado impactante con el mínimo uso de elementos. Para quien se quiera hacer una idea del sonido de este músico, puede ver su myspace. Yo tengo un par de sus cds pero no he comprado sus últimos trabajos. Ahora tengo una buena excusa para ello, y es el entusiasmo y asombro que me produce éste hombre cada vez que asisto a uno de sus conciertos.
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